Pedido Hospital Oncología Roffo

Trabajo como voluntaria en la Fundación "Ángel H. Roffo", del Hospital Oncologico del mismo nombre..

Mucha gente no conoce el Roffo hasta que le toca de cerca. Ese fue mi caso. El Hospital tiene un presupuesto inimaginablemente bajo que no alcanza para prácticamente nada. Muchisimas son las carencias que no llegan a cubrirse ni con las donaciones (poquísimas en relación a otras instituciones apadrinadas por personajes de la cultura o la farandula) que generosamente nos hacen ex pacientes y personas comprometidas con el bienestar ajeno.
Las esperas en los distintos servicios y las internaciones, algunas de varios meses, se hacen interminablemente largas y angustiosas...

Es por eso que entre otras cosas necesitamos:
televisores, video cassetteras ( ahora que todo el mundo las cambio por DVD ), peliculas en video, radios portatiles
y radiograbadores. Computadoras. Laminas decorativas para alegrar los pabellones y revistas para hacer mas
llevadera la espera..

También necesitamos mesitas pequeñas (para poner las revistas en las salas deespera ), plantas de interior y exterior. Bancos y sillas, almohadas, frazadas, platos, cubiertos, vajilla en general para medicos y enfermeras. Con bastante urgencia necesitamos una mesa de 2 planos para que los medicos de quimioterapia trabajen comodamente y una mesa para computadora.

Desde luego es importantisimo el dinero que quien asi lo desee pueda donar para seguir equipando el Hospital con los insumos tan caros e imprescindibles para combatir esta grave enfermedad que en el ultimo año ha duplicado prácticamente la cantidad de consultas en nuestros servicios.

El cáncer no conoce de edades, colores ni religiones, nos puede afectar a todos y entre todos tenemos que luchar
para combatirlo. Si usted cree que puede ayudar, todo, por chiquito que sea sirve para mejorarla vida de quienes se atienden o trabajan en el Hospital.

"Cuando pierdas el temor.....algo nuevo encontrarás"

Sra Teresa Dolz - Vicepresidente

Sra. Cristina Speluzzi (Voluntaria)

15-5001-3832

Fundación "Ángel H. Roffo"
3°.. piso, Pabellón Costa Buero
Av San Martín n° 5.481
Ciudad Autónoma de Buenos Aries
(011) 4504-0919
fundacion@instituto roffo.com. ar

Salud para las migrantes

Por Alejandra Waingandt | 11.6.2009

En Argentina las migrantes, que son cada vez más, reciben un trato

diferencial en hospitales y centros de salud porque se desconoce la

ley que les garantiza el acceso irrestricto al sistema de salud.

Un programa para que la salud sexual y reproductiva esté

también a su alcance.

Alicia Ruiz migró a la Argentina desde Bolivia cuando tenía 22 años.

Ahora tiene 47 y se casó con un argentino con quien tuvo dos hijos.

Trabajó unos 17 años en el Hospital Israelita donde sufrió

discriminación por su color de piel y nacionalidad, pero antes

tuvo otras experiencias difíciles y representativas de las

migraciones limítrofes. “Es mejor que en Bolivia, donde no

hay insumos y podes morir fácilmente. Pero en Argentina hay

discriminación. El color de piel es un problema, la gente nos

trata como cabecitas negras y nos hacen saber que no servimos

para anda. Nos llaman estúpidos. En el Israelita tenía una

compañera argentina muy rubia que era mucama y que

decía ‘¿vos estudiaste? ¿Vos tenés neuronas? ¿Vos sabés pensar?’

Le molestaba mi color de piel”. Ella pudo ver como otras y otros

migrantes eran víctimas de malos tratos por el personal no

profesional del hospital. “El problema es la gente más ignorante,

los médicos están más preparados, no hacen eso”, explicó.

Las diferencias culturales y las “miserias burocráticas”

derivadas de la portación de rostro limitan este acceso en

perjuicio de los y las migrantes limítrofes. Debido a esa situación,

el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA), a través

de sus representaciones de Argentina y Bolivia, impulsa un

proyecto sobre salud sexual y reproductiva dirigido a migrantes

provenientes del país andino. Esta iniciativa que cuenta con

el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional

para el Desarrollo, busca mejorar el acceso de mujeres y jóvenes

bolivianas a los servicios de salud sexual y reproductiva.

En una comunidad migrante cada vez feminizada, la de Alicia

Ruiz es apenas una historia más entre las tantas que sufren

las mujeres que vienen a este país buscando un destino mejor.

En Bolivia ella era la novena de 13 hermanos. Abandonó la escuela

durante la adolescencia para conseguir un empleo y colaborar con la

economía familiar, pero no logró trabajar porque el país estaba en

crisis. “Pasábamos una miseria tremenda, recuerdo que recibíamos

un bollo de pan por hijo, esa situación me desesperó. Los

comerciantes de Oruro decían que en Argentina se podía

trabajar y estudiar”. Como la joven boliviana deseaba estudiar

Derecho resolvió migrar a la Argentina, aunque en Buenos Aires

no pudo ingresar al sistema educativo porque no tenía DNI. No

obstante entró a trabajar en el servicio doméstico, donde los papeles

no eran necesarios. “Era una migrante más, así que abandoné mi

idea de estudiar y trabajé en limpieza, pero después me casé con

un argentino y conseguí la documentación”. En ese momento,

Alicia Ruiz finalizó su educación básica, cursó la carrera de

enfermería y obtuvo el cargo de enfermera auxiliar en el Hospital

Israelita, puesto que perdió en 2001 porque el nosocomio se declaró

en quiebra. No consiguió que la indemnizaran y aunque lleva unos

7 años desempleada, ocupa parte del tiempo libre enseñando

quechua a su colectividad.

Una investigación del Centro de Estudios de Población

(CENEP) de 2004, dirigida por la socióloga Marcela Cerrutti,

sobre la calidad de la atención en hospitales y centros de salud,

evidenció justamente que mujeres y varones migrantes reciben

un trato diferencial de parte del personal administrativo.

“Las evaluaciones de las usuarias sobre el staff no médico

dejan mucho que desear”, afirmó la investigadora. El consultor

de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM)

Jorge Gurrieri agregó que “en estos casos el problema aparece

más por la tez que por la nacionalidad”.

En cuanto a los profesionales de la salud y la relación con las

pacientes extranjeras, ambos expertos coincidieron en que se

originan problemas en las diferencias culturales. “El idioma es

un obstáculo, especialmente entre las bolivianas, hay muchas

que sólo hablan quechua”, ejemplificó el Gurrieri. Cerrutti señaló:

“Las bolivianas tienen más dificultades que otras migrantes

limítrofes, ellas son más tímidas, más pudorosas y también más

sumisas y los médicos no están preparados para tratar pacientes

extranjeros”.

Según Cerrutti la mayoría de las veces la práctica discriminatoria

se origina en la incomunicación. “Los trabajadores de la salud

desconocen la legislación migratoria debido a que fallan los

canales de comunicación entre las oficinas gubernamentales”,

opinó. Al sancionarse la Ley de Migraciones (Nº 25.871) en 2004,

las comunidades inmigrantes de países del MERCOSUR y sus

allegados obtuvieron un “acceso irrestricto” a la salud pública de

Argentina, que fue pionera en efectivizar el Acuerdo de Residencia

firmado por países miembros de dicho grupo en 2002. Tienen la

misión de garantizar ese acceso la Dirección Nacional de Migraciones,

el Ministerio de Salud y el Instituto Nacional Contra La Discriminación

la Xenofobia y El Racismo, entre otras reparticiones públicas.

Cerrutti forma parte del proyecto de UNFPA en representación

de CENEP. La experta explicó que “la idea es identificar buenas

prácticas en algunos servicios de salud y hacerlas extensivas a todo

el sistema. El objetivo es obtener prestaciones más sensibles a las

particularidades culturales y sociales de las colectividades migrantes”.

Se pesquisará dos áreas diferentes: la Ciudad Autónoma de Buenos

Aires y el conurbano bonaerense, y la zona de fronteras de Jujuy y

Salta, ya que en estas regiones se concentra la mayoría la población

boliviana ( 59,8% y 22,3% respectivamente).

Gurrieri explicó que en estas dos regiones las problemáticas con la

migración son diferentes. En la zona metropolitana la presencia del

Estado es mayor y funcionan legislaciones como el Programa

Nacional de Salud Sexual y Reproductiva. En cambio “en las

zonas fronterizas la sensibilidad de las personas nativas puede

ser mayor. Por ejemplo los hospitales de Posadas (Misiones) y

Orán (Salta) atienden a mujeres provenientes de Bolivia y

Paraguay, que atraviesan las fronteras para dar a luz, de

hecho constituyen el 50 por ciento de los partos”.

Por todo esto, el proyecto impulsado por UNPFA promoverá

la Ley de Migraciones para que los y las agentes de la salud

tomen conciencia de que las migrantes y las nativas pueden

acceder a todas las prestaciones en iguales condiciones, y

también sensibilizará a los y las profesionales de la salud

para mejorar la comunicación con las usuarias extranjeras.

Sofía Villalba, paraguaya, asegura que hay hospitales y

centros de salud en los que el personal médico “no se apura

en atendernos. Creen que se nos va a pasar (la dolencia).

Le ocurrió a mi hermana fallecida hace tres años. Tenía una

fisura en el pie, estaba muy dolorida, fuimos al Hospital Penna,

en la guardia la atendió una ginecólogo y un traumatólogo,

le aplicaron un medicamento y la mandaron a casa. Cuando

volvimos a casa mi hermana estaba inconsciente, no podía

ni hablar. En el Penna dicen que le aplicaron un calmante,

pero no sé como la largaron así. Como seguía muy mal

fuimos al Hospital Fernández y la atendieron enseguida.

Se preguntaban cómo la habían largado, me avisaron que

estaba muy mal y falleció”.

Sofía Villalba tiene 35 años y migró a Argentina a los 16 porque

necesitaba operarse, tenía una enfermedad en los huesos de los pies.

“En Paraguay la operación era muy cara. En Argentina tenía a mi papá

y dos de mis hermanos y decían que los doctores eran mejores, así que

decidí venirme”, recordó.

La joven paraguaya se operó en el Hospital Fernández y tras su

recuperación empezó a trabajar en el servicio doméstico. “En

Paraguay dejé la escuela porque a mi mamá no podía tener

tres estudiantes. Allá quedaron mi mamá y dos hermanos más.

Ella trabajaba en el mercado central y la ayudaba desde los 7 años.

A los 13 puede juntar dinero y estudié peluquería y manicura

pero nunca trabajé de eso”.

En Argentina, Villalba se convirtió en empleada doméstica

porque no se requería documentación. Inició los trámites para

el DNI en 1991 debido a una amnistía otorgado por el gobierno

nacional, el cual recibió cuatro años más tarde. Entonces decidió

quedarse en el país, donde formó pareja con un paraguayo, con

quien tiene una nena de 6 y un nene de 4. Hoy trabaja para la

misma patrona y asiste a una escuela para adultos.

La discusión sobre los derechos que tienen los y las migrantes

respecto del acceso a la salud no está saldada. “Si bien hay una

ley que intenta poner fin a esa polémica, la misma sigue vigente

en las mentes de las personas”, advirtió Gurrieri.

Artemisa Noticias

Educar Rubem Alves

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7 de Junio: Día Mundial de los Derechos del Nacimiento



Por Jaqui Zieler* | 5.6.2009

El domingo 7 de junio se celebra el “Día Mundial de los Derechos del Nacimiento”, una iniciativa promovida para el mundo desde hace 10

años, por la Plataforma pro Derechos del Nacimiento. El objetivo de

este acontecimiento es reflexionar sobre los derechos latentes de

los recién nacidos y sus madres al momento del nacimiento.

Si bien ninguna legislación contempla derechos especiales

para los protagonistas de ese momento tan especial e

importante de la vida, quienes trabajamos por promover

la importancia de la relación entre los papás y sus bebes,

alentamos vivamente esta iniciativa.

El movimiento de humanización del nacimiento aporta

exhaustiva evidencia científica sobre la importancia del

periodo primal (tanto durante la gestación como en el

nacimiento y los primeros meses de la vida extrauterina)

para el resto de la trayectoria de la vida. Es en ese momento

decisivo, cuando el bebé necesita reencontrarse con lo que

pertenencia a su universo conocido: su madre, el sonido

de la voz de su padre, sus voces, sus olores, sus presencias.

El recién nacido pasa de un estado a otro con todo lo que

eso puede implicar en emociones y de sensaciones fuertes.

Todo lo afecta y todo es potencialmente amenazante.

Viene de un mundo líquido, caliente, oscuro, cerrado

el cual conocía totalmente. Pasa de permanecer durante

meses en una convivencia casi simbiótica a un estado de

separación, pero no autónomo ni independiente. Como todo

ser humano busca de seguridad ante todo. Ahora está

sometido a la gravedad, privado de la libertad de desplazarse,

víctima de una repentina incoordinación motriz que lo

frustra en relación con sus seguridades habituales.

El recién nacido ha perdido la libertad y su sentimiento de

seguridad. Los intercambios con el mundo que lo rodeaban

eran su única preocupación además de sus juegos solitarios.

Pasa en enfrentar un mundo de sensaciones nuevas; como

el hambre, el dolor de panza, el calor o el frío excesivos, la

necesidad de ser cambiado de posición y de ser lavado.

Sentirse despojado del mundo al que estaba acostumbrado

genera un estado de estrés que puede modificar su forma

de relacionarse con su entorno.

Respetar los derechos del nacimiento, contribuye plenamente

al desarrollo de las sociedades. Desde la Fundación Creavida,

acompañamos a esta iniciativa mundial porque encarna gran

parte de los motivos que fundamentaron nuestra razón de ser:

la concientización de la importancia del inicio de la vida humana.

Queremos compartir nuestro deseo de que esta iniciativa de

un día mundial para reflexionar el inicio de la vida, se convierta

en la celebración que trae implícita como promesa.

*Presidenta de la Fundación Creavida

La Fundación Creavida es un centro de difusión y

concientización sobre la importancia del inicio de la vida.

Su tarea social es atraer la atención sobre el período primal

(comprendido entre la preconcepción y el primer año de

vida del niño) y el tránsito de este trayecto en la vida de

los hombres, las mujeres y los niños. En la Fundación

Creavida consideramos que ocuparnos de los nacimientos es,

simplemente, comenzar por el principio.

Artemisa Noticias

Cuadernos de semilla





| 29.5.2009

Ana Jusid reunió en Cuadernos de Semilla (Ed. Marea) testimonios de adolescentes de distintos sectores sociales

que son madres y viven su maternidad de muy diversas formas.

Aquí ofrecemos un adelanto.

Historias, historias de mujeres madres, encantadoras,

luchadoras, acompañadas y solas. Son cinco historias en

cuyos trazos es posible que se identifiquen muchas mujere

s y madres. Historias con todo el peso de la subjetividad

personal atravesadas todas ellas por una época: ésta, pero

diferentes en sus acercamientos

cronológicos: Andrea tiene 23 años y un hijo pequeño,

Natalia y Lorena han pasado los treinta años y ya tienen

hijas adolescentes y Antonieta ya bordea los cincuenta y

es abuela.

Mónica, la protagonista de la historia más larga, viene del

libro Las niñas mamás y han pasado más de veinte años

desde que aquella niña violada por su padrastro estuvo

obligada a tomar decisiones trascendentes para su vida.

Me acerqué a ellas buscando escuchar y compartir

reflexiones alrededor de su maternidad joven. Me interesaba

saber cómo miran ellas, desde su presente actual aquel momento

en el cual, siendo aún adolescentes, dieron a luz. Quería también

que contaran cómo fueron sus vidas desde entonces. No sólo

por el afán de pensar con ellas y desde ellas algunas de las

aseveraciones acerca de la maternidad en la adolescencia

que terminan transformando el fenómeno en algo árido,

carente de vida, de dinamismo y sobre todo de realidad,

sino también por curiosidad femenina, por ganas de intimar,

de conocerlas más, de que me conozcan. Algunas fueron

alumnas mías, otras compañeras de trabajo y Mónica es como

el paradigma de la mujer que resurge de las cenizas, la veo

como a Scarlett O’Hara en el final de la primera parte de Lo

que el viento se llevó. (...)

Frente a las imágenes “ideales” preexistentes, la madre

adolescente aparece quebrando lo esperado, cuestionando

el saber acumulado sobre el tema, mostrando los límites de

las políticas públicas (la historia de Mónica es un ejemplo en

este sentido) y de las acciones profesionales y religiosas. Estas

nuevas vivencias emergen relativizando lo que se creía absoluto

y por sobre todas las cosas aparecen “pidiendo” ser pensadas,

respetadas, cuidadas, entendidas y no enjuiciadas, incluidas y no discriminadas.

Habría que ponerse de acuerdo alrededor de algunos momentos

sobre los cuales ya hay un nuevo conocimiento construido aunque

no lo suficientemente divulgado ni difundido, dejando por esa razón

lugar para el desarrollo del prejuicio, la discriminación y el maltrato.

Algunos de esos momentos son los siguientes:

1- La adolescencia es un fenómeno cultural, social, característico

de los últimos tiempos, es un fenómeno de la modernidad y no hay

una sola adolescencia ni tiene la misma duración en todas partes.

Es diferente en cada país, región, clase social, cultura.

2- La maternidad tampoco es una sola. La maternidad que hoy

se “espera” es también un fenómeno moderno. El número de hijos,

la edad para comenzar a dar a luz y hasta el modo de relacionarse

son fenómenos históricos. No hay una sola maternidad adolescente

sino varias. El universo de la maternidad y la paternidad adolescente

es diverso y complejo.

3- Tampoco existe una sola forma de familia. Una madre adolescente

sola y su hijo pueden ser una familia. Hoy hay quienes dicen, incluso,

que una persona sola y su mascota también constituyen una familia.

4- El embarazo y la maternidad en la adolescencia no son fenómenos

de una determinada etnia –como se creyó, por ejemplo, en los Estados

Unidos durante un tiempo–, tampoco son sólo característicos de los

sectores más pobres, ni de los países subdesarrollados.

5- Seguir hablando del hijo no deseado suma más condena. Ya hay

muchas investigaciones que demuestran el deseo de los hijos en un

número importante de madres aunque quizá no del embarazo.

Toda generalización conduce a un modo mecánico de mirar que

deja de lado a la verdadera vida. Seguir diciendo que muchas

eligieron ser madres porque no había frente a ellas otras

oportunidades implica ya una minusvalía para la madre y no

el mejor lugar para

los hijos. ¿Podrán respetarse sus elecciones? ¿Tienen derecho a

equivocarse cuando eligen así como lo tienen los adultos?

6- Es un fenómeno construido y de él forman parte no sólo los

adolescentes y sus hijos sino también los adultos, laicos y religiosos, profesionales, el Estado, etcétera. Pero no sólo por el lógico

entendimiento de que el asunto de la maternidad y paternidad

adolescente es un asunto de todos, sino porque los adultos

participan de pensamientos y acciones, participan de la construcción del fenómeno.

Es importante avanzar en el corrimiento de velos de prejuicios

que hacen suponer que las madres adolescentes maltratan a sus

hijos, que todas son ignorantes o promiscuas, violadas o abusadas sexualmente, que sus hijos son objetos y no sujetos. Es importante

ver que los problemas para la inserción laboral, para continuar

los estudios, para conseguir una vivienda son problemas e injusticias

de la sociedad y no consecuencias de la maternidad adolescente.

¿Quedan embarazadas y tienen a sus hijos porque no conocían

los métodos anticonceptivos? Es probable que en muchos casos

sea así y aquí la injusticia es que se oculte información y conocimientos

sobre el funcionamiento del cuerpo, sobre los nuevos sentimientos

que aparecen con la pubertad y la adolescencia.

¿Tienen a sus hijos como un modo de sentirse personas porque

todavía sienten que la mujer es valorada fundamentalmente por

los hijos que trae al mundo? Es probable que haya situaciones donde

también esto suceda. Aquí lo injusto es que nuestra sociedad aún

siga poniendo a las mujeres en un rol casi único de reproductoras

biológicas, como lo más importante y lo que justifica la existencia

(hay culturas donde está bien visto no ser madre, pero esto también

está construido). Quienes somos madres sabemos de qué se trata ese sentimiento tan diferente a todos.

¿Quedan embarazadas porque sienten que sólo así serán queridas

por sus compañeros cuando se les pide “la prueba de amor” suponiendo

que si tienen relaciones sexuales una sola vez y por amor jamás llegarán a embarazarse?

Muchas de estas cuestiones son válidas para las mujeres en general,

no sólo para las adolescentes, pero ellas sirven como chivos expiatorios

para problemas que es preferible no ver.

Se podría pensar que las madres adolescentes sin querer han sacado

a la luz problemáticas profundas que tienen que ver con la maternidad,

con la paternidad y los hijos en general, entre otras cosas, por ejemplo,

que ellas son mucho más transparentes y muestran la ambivalencia de

los sentimientos, incluido el maternal.

Artemisa Noticias

La Mirada de los Hombres

Por Hugo Huberman | 28.5.2009

En diálogo con Artemisa Noticias, Marcos Nascimento, experto

en género y masculinidades, se explaya sobre los distintos

niveles de la participación de los hombres en la búsqueda

de la equidad de género, un movimiento que es cada vez

más escuchado por estos lares. La paternidad y la lucha

contra la violencia de género, plantea, son los dos

temas en los que urge la intervención masculina.

Marcos Nascimento tiene 42 años y nació en Rio de Janeiro.

Es Doctorando en Salud Colectiva (IMS/UERJ),

investigador en genero y masculinidades, co-director

ejecutivo de Promundo, co-director de Alianza Men

Engage, Red mundial compuesta de mas de 400 ONGs

y agencias de Naciones Unidas que fomenta el compromiso

masculino en la búsqueda de la equidad de género.

-¿Cómo surgió la idea de MenEngage como

alianza, y como crees que será su desarrollo?

-La idea de la Alianza era un intento de tener un

espacio para reunir diferentes experiencias de

programas y proyectos relacionados a la igualdad

de género con hombres. Sabíamos de la existencia

de muchas experiencias en todo el mundo, pero de

manera aislada. La idea era construir un espacio para

compartir haceres, metodologías y avanzar en lo que

parece todavía pendiente: como ir más allá de los

programas y proyectos puntuales. ¿Cómo influenciar

las políticas públicas?

Con el Simposio Global en Rio y con la Carta de Rio

(marzo 2009), creo que tenemos la legitimidad de

un conjunto amplio de experiencias de activistas y

investigadores, de jóvenes y de diferentes movimientos

sociales que pueden de alguna manera contribuir para

el dialogo con los formuladores y gestores de políticas publicas.

-¿Qué puede aportar la participación de hombres,

jóvenes y niños mediante procesos educativos a la

construcción de un mundo equitativo e igualitario?

Creo que eso es fundamental. Sabemos del poder de

cambio de los procesos educativos. Es fundamental incluir

ese debate sobre temas relacionados a la igualdad de género

cada vez más temprano. Por eso me parece importante el

trabajo con niños y niñas desde una perspectiva de

construcción de masculinidades y feminidades con base

en comunicación, diálogo y respecto. Es fundamental

involucrar al sector educación y salud en ese proceso.

Y por eso la importancia de un debate con formuladores

y gestores de políticas publicas.

-¿Puedes explicar la decisión desde Men Engage

Latina y Andina tomada en la reunión de Río de

Janeiro de transversalizar todas las acciones en

dos temas: paternidades y violencia de género?

-Creo que son dos temas fundamentales para avanzar

en la promoción de la igualdad de género, y a su vez,

bastante complicados. Ser padre va más allá del rol de

proveedor. Y ¿Cómo aprendemos a ser padres? ¿Cuál

es el papel de la socialización masculina en términos de

aprendizaje del cuidado con niños y niñas? Son temas

sensibles que precisamos avanzar: la cultura del cuidado

en el mundo masculino. Y, por supuesto, tener

condiciones de avanzar en debates como la licencia

de paternidad, la homoparentalidad, etc.

Con la violencia de género pasa lo mismo, o sea, yo

digo que si los hombres son parte del problema de la

violencia basada en género, tienen que ser considerados

como parte de la solución. Eso implica en iniciativas

de prevención de violencia, de trabajos con hombres

agresores, etc.

Para lograrlo hay necesidad de tener políticas públicas

claras y un fuerte diálogo con el movimiento de mujeres

y feministas; y considerando la violencia homofóbica

como un problema de afirmación de genero por parte

de algunos hombres, es necesario incluir un dialogo con

los movimientos LGBT.

-¿Qué criterios deben guiar el trabajo con adolescentes?

¿Nos puedes explicitar las bases del Programa H?

-Me parece que el trabajo con adolescentes y jóvenes es

fundamental para el proceso de cambio de masculinidades.

Ellos por su condición de desarrollo, son más abiertos a

participar de actividades educativas, están empezando

sus primeras relaciones afectivas y sexuales, son fuertemente

influenciados por su grupo de pares. Con base en eso,

elaboramos el Programa H (h de hombre, en portugués

y español). El Programa se focaliza en un trabajo de

reflexión sobre el significado de ser hombre en actividades

participativas en grupo. Pero eso no es suficiente. Es necesario

producir cambios comunitarios y sociales. En ese sentido, la

elaboración de campañas que muestren el involucramiento

de hombres equitativos como modelos para otros adolescentes

y jóvenes, puede tener una influencia positiva bastante

interesante para una reflexión comunitaria.

-En América los sistemas educativos atraviesan una

larga crisis de deterioro. ¿Cómo podemos articular

con los mismos, especialmente con adolescentes,

experiencias de eficacia en el trabajo con perspectiva

de género?

-Creo que eso es un problema grave en toda la región.

Sin embargo, tenemos una experiencia interesante en Brasil

que es una iniciativa del gobierno, el Programa Salud y

Prevención de SIDA en las escuelas. Con eso logramos una

articulación entre sector salud y educación que me parece

fundamental para los temas de igualdad de género.

En Promundo, llevamos el tema de la igualdad de genero

a través de medios de comunicación (además de una

herramienta de trabajo, creo que las estrategias de

comunicación pueden ser poderosos aliados en la

transformación de la cultura machista) con grupos de

jóvenes en el espacio de la escuela. O sea, involucrando a

todos y todas en torno de una metodología lúdica, participativa

y que al mismo tiempo produce reflexión critica. Sin embargo,

no podemos olvidar de la necesidad de sistematizar las

experiencias y de tener un proceso de evaluación riguroso

para poder garantizar su replicabilidad.

-¿Cómo podemos interpretar los trastornos de

alimentación, alcoholismo, adicciones y violencia

en adolescentes desde la perspectiva de género?

-Sabemos que la adolescencia es un momento especial del

desarrollo humano. Tiempo de confrontación, de experimentar

cosas nuevas y sobre todo de una fuerte influencia del grupo

de pares. Sin embargo, tenemos que tomar en cuenta no solo

las cuestiones individuales, también las cuestiones estructurales

como el medio social y cultural en que los/as adolescentes están

insertos. Y, por supuesto, la perspectiva de género es una

herramienta de análisis interesante. Los hombres, desde muy

chicos, están expuestos al mundo público. La calle es un espacio

fundamental para la socialización masculina con todos sus ritos:

el primer trago y la primera borrachera como una manera de

afirmarse hombre delante de su grupo de pares, la experimentación

de drogas, la violencia, entre otros.

Creo que los ritos de iniciación de los hombres (que son variados

dependiendo de cada contexto y de cada cultura) favorecen una

serie de vulnerabilidades. Y lo más interesante es que muchas

veces son naturalizados, banalizados y legitimados como parte

de ser hombres, sin tomar en cuenta los costos para los hombres y por supuesto para las mujeres también.

¿Cómo resuena en tu sentimiento y acción la frase

“otras masculinidades son posibles"?

-Hace como 25 años participe de mi primer grupo de hombres.

Lo que era un deseo individual de trabajar mis dudas, temores,

deseos, se ha convertido en una causa amplia que solo fue posible

por encontrar otros tantos hombres comprometidos con la

construcción de un mundo más justo y igualitario. Creo que los

hombres comprometidos tienen la “misión”, a través de sus

acciones, de presentar diferentes formas de relacionarse entre si

(entre hombres), con niños y niñas, y con las mujeres, celebrando

la diversidad de posibilidades de ser hombre.

Artemisa Noticias